“No te quiero. No te puedo querer.”
Pocas palabras, y sin embargo suficientes para acabar con
todo. Me arrebatan el presente y el futuro, dejándome con un pasado que duele a
cada latido del corazón… El corazón. Ojalá estuviese muerto. Ojalá no palpitase,
no fuera capaz ya de amar. Pero no. Este estúpido órgano insiste en seguir
bombeando esta sangre que lleva tu nombre.
Palabras que acaban con todo, menos con el amor. Porque el
amor es eterno mientras dura, dicen. Y en su eternidad, seguirá desgastándome
el corazón hasta que, de tanto querer, finalmente se agote y enmudezca. Y sólo
entonces, cuando esta víscera ya no sea capaz de mantenerme con vida, te podré
dejar de amar.
0 comentarios: